martes, 9 de septiembre de 2014

Un lugar hecho de atardeceres imponentes y silenciosas bajamares donde reconfortarte con lo que la vida te ha ido quitando en su transcurso.





Al empezar un nuevo día, cogí mi camara de fotos y me fui al corral Mariño. 




El corral Mariño se encuentra en la playa del Camarón, entre las playas de Regla y Las Tres Piedras. Es el primero que te encuentras cuando vienes desde Chipiona. Antes estaba el corral del Camarón, desaparecido hace años, y a continuación, los corrales de Canaletas del Diablo, Chico y Hondo.



Cuando la marea baja lo suficiente, puedes cruzar la parte más alejada del corral, donde una plataforma rocosa te permite adentrarte varias decenas de metros más hacia el mar. Durante la bajamar, la tranquilidad allí es absoluta.


Tuve la suerte de conocer a Manuel, a la izquierda, y a Antonio, concesionarios del corral Mariño, que se encontraban reparando algunos desperfectos causados por la fuerza del agua en la estructura del corral. Fue un rato agradable de conversación, que además me sirvió para conocer algo de la historia de los corrales y de su forma de explotación.


Otra ruta, tan relajante como de hermosas estampas, que te ofrecen las mareas bajas en Chipiona es rodear su impresionante faro por las rocas que lo rodean. Cuando la bajamar coincide con las primeras horas del día, te resistes a admitir que el sol tenga que seguir tomando altura y que en poco tiempo la mar tenga que volver a anegar todo aquello.






El muelle pesquero, a unos ocho o diez metros sobre el nivel del agua te ofrece una perspectiva preciosa de las gaviotas que permanentemente volitan por allí. 



Anexo al muelle pesquero, compartiendo la misma dársena, se encuentra el puerto deportivo de Chipiona.

El Monumento a la Luz, construido a finales de los años 70 o principios de los 80, se encuentra en la playa de Regla.

Atardecer en la playa de Regla.

El Santuario de la Virgen de Regla (PP. FF), preside la playa de su mismo nombre.

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